Si es martes, debe ser Bélgica. Qué mejor manera de pasar el día que en Brujas, una ciudad medieval conocida como la «Venecia de Bélgica»por sus canales. Para muchos de nosotros, Brujas se ajusta a nuestras nociones preconcebidas de cómo debe ser una ciudad medieval. Tiene las preciadas plazas con edificios de la Edad Media, calles empedradas, canales y museos con obras de maestros flamencos. De hecho, Brujas tiene tantos lugares maravillosos que querrá quedarse uno o dos días más. Eso no es un problema, ya que hay algunos lugares muy interesantes para alojarse en Brujas que ofrecen un ambiente de gran calidad.
El Hotel Pand tiene un aire del viejo mundo, lo cual es apropiado ya que está situado en una magnífica casa del siglo XVIII. La entrada fue en su día el paso a la casa de carruajes del banco, Este hotel boutique de 26 habitaciones rezuma elegancia con mobiliario tradicional y lujo; aunque es de propiedad privada, es miembro de Small Luxury Hotels of the World. El hotel está en una calle tranquila, a poca distancia de los principales lugares de interés. Ah, y el champán se sirve con el desayuno junto con huevos cocidos a la carta.
No puede estar más cerca de explorar el centro histórico de Brujas que alojándose en el Grand Hotel Casselbergh. Está situado justo en la Burg, considerada la más bonita de las plazas de la ciudad. Tres antiguas mansiones se unieron para la parte que da a la plaza; las zonas comunes presentan un estilo del siglo XVIII. Se encuentra en el emplazamiento de un antiguo palacio medieval. Los sótanos del siglo XIV se han convertido en una sala de fitness con baño turco. En la parte trasera hay un edificio más nuevo que da a un canal y es ultramoderno.
Si el Hotel Dukes’ Palace parece aristocrático, es porque la nobleza borgoñona vivió aquí. Se levanta en el emplazamiento de un palacio del siglo XV, aunque posteriormente se convirtió en un convento. Una torre de castillo en la entrada da la bienvenida a los visitantes, añadiendo un toque medieval. El único hotel de cinco estrellas de Brujas está cerca del centro histórico de la ciudad. El hotel es un centro de conferencias que atrae a los viajeros de negocios, pero los turistas también se sentirán como en casa. El hotel, que sirve vino espumoso en el desayuno, tiene un enorme jardín donde los huéspedes pueden relajarse.
Aunque el Relais Bourgondisch Cruyce está a kilómetros de distancia del océano, puede tener una habitación frente al mar. Esto se debe a que está situado en la intersección de dos canales en el casco antiguo de Brujas. Cuatro casas de la Edad Media se unieron en la década de 1720 para crear un solo edificio. El edificio de entramado de madera se encuentra en el canal principal, y el interior cuenta con mobiliario tradicional y obras de artistas como Chagall y Matisse.Comprobar opiniones y precios
Cuando alojarse en un hotel «verde»es importante para usted, considere el Hotel Fevery, situado a un corto paseo del centro histórico de Brujas. El Hotel Fevery fue el primer hotel de Bélgica en recibir la etiqueta ecológica europea de las flores por sus prácticas de conservación. Los alimentos ecológicos están incluidos en el desayuno buffet. Este bed and breakfast formaba parte originalmente de un hotel más grande construido a finales del siglo XIX. Encontrará antigüedades, como relojes y una silla de encajera, en las zonas comunes, mientras que las 10 habitaciones presentan una decoración más moderna.
Puede que la fachada sea clásica, pero el Hotel Flanders es bastante moderno, con pista de tenis, piscina cubierta y un estanque koi en uno de los dos jardines. Por no hablar de que está a pocos pasos del centro histórico de Brujas. Este hotel de lujo de cuatro estrellas cuenta con 50 habitaciones, incluidas las triples para familias. Las habitaciones superiores disponen de aire acondicionado. El hotel sirve un desayuno muy apreciado por los clientes, pero para el resto de las comidas tendrá que acudir a un restaurante gourmet cercano.
El Hotel Navarra Brugge parece más una residencia oficial que un hotel, quizá porque en el siglo XVI albergaba al cónsul de Navarra. En aquella época, Bélgica estaba gobernada por España. Fue reconstruido en estilo neoclásico en 1720. Busque la N en la ventana de la escalera, añadida en honor a la visita de Napoleón en 1802. Sin embargo, la historia del hotel no se extiende a las habitaciones, que son completamente modernas. La antigua bodega se ha convertido en una sala de fitness y hay una piscina.
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